viernes, 22 de abril de 2011

EL FUTBOL Y LA LA RADIO EN MÉXICO



La radio en México, era en los años treinta y cuarenta, un vínculo muy fuerte entre el aficionado y el futbol de la Liga Mayor que se llevaba a cabo en la capital y en provincia.
Agustín González "Escopeta", Mario Fernández "Don Facundo, Alfonso Sordo Noriega, Fernando Marcos y Julio Sotelo "As", fueron algunos de los grandes cronistas de la radio que alegraban los corazones de los aficionados que gustosos esperaban la transmisión del partido de fútbol. Las voces, las reseñas tan particulares, daban un matiz diferente al encuentro, tornándolo en diversas ocasiones muy emocionante, cuando en la propia cancha no lo era tanto.
En 1934, la radio transmitía por primera vez un Mundial de Fútbol a México. "Don Facundo", con los cables que le llegaban desde Roma armaba para el aficionado de la X.E.Y.Z. los pormenores de los encuentros. La gente sufrió cuando este célebre cronista daba la mala nueva de la derrota de nuestra selección a manos de los norteamericanos. A través de la radio, escuchamos como Donelli clavaba cuatro goles al equipo de todos.
La final del Campeonato Nacional celebrado en 1936 en Guadalajara, era transmitida por la X.E.F.O. a la ciudad de México por el después llamado decano de los cronistas Agustín González "Escopeta". La transmisión, fue costeada por el gobernador de jalisco Everardo Topete pensando que el D.F. sería apabullado por Jalisco y quería que todo México se enterara. Al final, un rotundo 4-1 sobre Jalisco, llenaba de algarabía a los aficionados del Distrito Federal.
En 1937, la X.E.W. transmitía los "Conciertos de la cerveza Marca Monterrey, tipo Lager" los martes, jueves y sábado de 11:00 a 11:45 de la noche dirigidos por el gran Alfonso Sordo Noriega. Uno de los programas con mayor audiencia fue el del jueves 11 de marzo, en el que fungió como invitado especial el defensa Carlos Laviada. El teléfono ericcson no dejó de sonar antes, durante y después del programa. Afuera de la estación, los aficionados permanecían en centenares esperando ver de cerca al recio defensa mexicano que acababa de llegar de España, en donde había jugado dos años con el Oviedo.
La radio creció tanto en importancia dentro del fútbol, que los equipos de la entonces Liga Mayor decidieron en 1939 que esta era la culpable de que los aficionados asistieran cada vez en menor número a los estadios. Consideraban que transmitir los juegos perjudicaba sus intereses. Al parecer, los aficionados encotraban demasiado sabrosas las sabanas los domingos y preferían escuchar al pintoresco "Escopeta", al gritón Sotelo o al audaz Sordo Noriega que asistir al campo de juego que, para muchos, representaba un viaje de hasta dos horas por la distancia que tenían que recorrer. La radio -es cierto- había logrado un gran negocio con el fútbol, pero también contribuyó para acrecentar el número de aficionados al deporte de las patadas.
La Liga Mayor, reglamentó la transmisión de juegos. Antes cada estación podía mandar su propio locutor y reseñar un partido que uno podía escuchar en la estación que desease con su cronista favorito. A partir de este año, la estación que pagara más es la que podía transmitir, además de que la propia Liga decidía si el partido se transmitía o no de acuerdo a la venta de boletos.
En 1940, la X.E.B. y su radio locutor Julio Sotelo marcarían una pauta al elaborar un noticiero meramente futbolístico que transmitía noticias de este deporte en cápsulas de quince minutos tres o cuatro veces a la semana. Es así como se trataba de mantener un informe constante inclusive a la hora de los partidos. Un enviado por Julio Sotelo asistía al estadio casi a raz de campo y cada determinado tiempo asomaba por una barda para indicar al gran Sotelo como iba desarrollándose el encuentro. Así, sin micrófonos en la cancha y sin contravenir las órdenes de la Liga Mayor, Sotelo informaba con toda oportunidad en una transmisión en donde inclusive se escuchaba el grito de gol de los aficionados que estaban a tan solo algunos metros de distancia dentro del campo.
Durante los años cuarenta, con la entrada de provincia al concierto futbolístico, la radio se hizo imprescindible para llevar al creciente público las incidencias de su deporte favorito. La Liga Mayor había encontrado el negocio de su vida, recibiendo dos grandes partidas en cada encuentro, una por concepto de entradas, la otra por el derecho de transmisión. Solo superaría su auge con la aún inexistente televisión...